lunes, 28 de febrero de 2011

Un error puede mejorar tu visión de la vida...

Una equivocación producida por una discalculia momentánea, comprensible teniendo en cuenta los nervios al recibir una llamada en la que te informan de una habitación de hospital para visitar, conduciendo y apuntando el número en el dorso de la mano.
Una vez visitada la inexacta habitación, con la errónea cama vacía y percibido un corto comentario sobre el desafortunado paciente del equivocado médico, consigues, no sin gran esfuerzo pronunciar los apellidos de la persona que vas a visitar, y te confirman el baile de números.
La imagen de alguien a quien quieres, entubado y que ha adelgazado más kilos de los que nunca hubieras podido sospechar que se podrían perder en horas; y que si no se hubiera vivido el anterior incidente numérico habría derrumbado al más firme, se convirtió en la más alegre y esperanzadora visión que jamás podría haber esperado vivir nadie en una situación como aquella.

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